domingo, 18 de julio de 2010

El verdadero significado y ejemplo de Antipatriotismo









Vende patria, antipatriota, así me han llamado en innumerables ocasiones, sólo por el hecho de querer a España casi tanto como a Colombia, digo casi tanto, porque para mí, Colombia no deja de ser la tierra donde nací, la que llevo en el corazón y la que extraño tantas veces que incluso llego a llorar; sin embargo eso no es suficiente para algunos, que no comprenden que los que vivimos en otro país, o tenemos doble nacionalidad, podemos llegar a sentir un gran cariño por una segunda patria y pertenecer a ella. Pero no voy a eso ahora, otro día quizá me anime a contestarles, lo que quiero es compartir el verdadero significado de antipatriota, que he encontrado en la R.A.E., antipatriota, es una persona que actúa en contra de su patria; y un vivo ejemplo de ello podría decirse que es Ingrid Betancourt.

Ésta señora (le llamaré así por simple educación, aunque no sería el trato adecuado), piensa que a muchos se nos olvidó que hace ocho años, cuando era candidata presidencial, le advirtieron que no debía ir a San Vicente del Caguán, la famosa zona de distención que Pastrana cedió a la guerrilla, para que tuvieran donde llevar sus secuestrados y los coches que sustraían en las famosas “pescas milagrosas”, pero que según él y los guerrilleros, era parte de un acuerdo para acabar con el conflicto armado. En fin, ella, perteneciente al circo democrático tradicional que ya describí en mi primer artículo, se aventuró a dialogar con los subversivos como parte de su show, haciendo caso omiso a las advertencias de los cuerpos de seguridad; el resultado, el que todos conocemos, evidentemente fue secuestrada durante seis años, hasta que el ejército, en un increíble operativo que ni las mejores películas americanas podrían haber creado, la rescató junto a otros secuestrados.

Ingrid, en su afán de protagonismo, cual niña mimada que busca llamar siempre la atención, se ha hecho pasar ante los ojos, no solo del pueblo colombiano, sino a nivel internacional, como la víctima inocente a la que jamás le dijeron el riesgo que corría, pero parece que olvidó dos detalles; el primero, un documento firmado de su puño y letra, donde declaraba conocer el peligro que suponía ir a aquella zona, donde las cosas por aquellos días no marchaban muy bien; el segundo detalle, fue grabada por un periodista, cuando los helicópteros habían partido con el entonces presidente Andrés Pastrana y miembros del ejército, dejándola a ella y sus colaboradores en tierra por no tener cupo suficiente; y en el que Ingrid, afirmaba que iría por carretera, porque, según ella, era su compromiso con el pueblo de San Vicente del Caguán (patrañas políticas) http://www.noticiasuno.com/notas/ingrid-antes-del-secuestro.html (a partir del minuto 4:59 del vídeo). 

Durante el tiempo que estuvo en cautiverio, nadie se olvidó de ella, una y otra vez se intentaba conseguir su liberación, incluso, con la colaboración de los franceses. Cuando por fin, Colombia recibió esa gran noticia, miles de personas saltaron de alegría, al verla nuevamente en libertad. Fue algo más que mediático, salió en toda la prensa y noticieros internacionales, su historia resonaba en todos los rincones del mundo y hasta recibió el premio Príncipe de Asturias a la Concordia. Lo que sucedía era una serie de acontecimientos que la hacían cada vez más popular y del que supo sacar provecho, además de un libro y quedar ante los ojos del mundo como la heroína que hoy creo que no es. 

Después de todo este sin fin de eventualidades y cuando las cosas retoman su curso normal, los ánimos se calman y la euforia desaparece, parece que no ser el centro de atención le sienta bastante mal y entonces, como una rabieta contra, no el estado, sino los colombianos en general, se le ocurre la genial idea de pedir una indemnización por su secuestro, y a cuenta de ¿qué? Según ella, por el dinero que habría ganado si hubiese sido presidente, pero que no consiguió por ser rehén de las FARC. A todo esto me pregunto, ¿quién le dijo a ella que iba a quedar elegida para gobernar la República de Colombia?, si mal no recuerdo, precisamente no gozaba de gran popularidad en las encuestas, ya que todas las miradas, la esperanza y la fe, estaban puestas en quien es el actual presidente del país, Álvaro Uribe y su rival, aunque en mi opinión no tan fuerte, era en aquel entonces Horacio Serpa, candidato del Partido Liberal. Así que repetiré mi pregunta, ¿qué dinero pretendía cobrar? 

Todo esto no es más que el colmo del descaro, de la ridiculez y la desfachatez. Pienso que al fallar en su intento de estar en la cumbre política más alta, para malversar el dinero público, ha intentado buscar un método, poco ortodoxo, para desangrar al ciudadano de a pie, porque siempre es quien termina pagándolo y de su bolsillo saldría tal apoteósica suma. Tal fracaso fue su reclamo, que su reputación e imagen como una persona que lucha por los derechos humanos, se ha ido al traste, provocando que millones de personas y no solo colombianos, aclamen en todo lugar, incluyendo las redes sociales, que Ingrid Betancourt sea declarada persona no grata para Colombia y con justa razón, algunos llegaron a decir que devolviese el premio que le otorgaron en España, para no manchar el nombre de tan honorífico reconocimiento a un mérito que no le pertenece. 

Después de todo el escándalo que se levantó alrededor de su denuncia al Estado colombiano, declara arrepentirse y nuevamente se pone en el papel de incomprendida, pues ha sido mal interpretada, ya que no era dinero, sino algo simbólico por el suplicio que sufrió tanto ella como su familia; el único símbolo que esta mujer insolente y cínica quería, era el símbolo del Dólar repetido millones de veces en su cuenta bancaria. Lo más probable es que pesaron las críticas y que al igual que su liberación, su ocurrencia tan poco brillante también fue noticia mundial, por lo que tuvo que retirar su demanda; de arrepentimiento y amor a Colombia, más bien poco. 

Pero cuando tuvo tan ingenioso plan, ¿se le ocurrió indemnizar a sus escoltas?, ¿aquellos que fueron por obligación y no por razones de politiquería?, ¿cuánto desembolsaría para ellos y sus familias, que también sufrieron o quizá siguen sufriendo los rescoldos de un secuestro?; seguramente que ni se acordó de ellos. 

En mi humilde opinión, las únicas personas que merecen una indemnización, son los soldados, que arriesgan sus vidas día a día, en la lucha por la patria, son los verdaderos héroes y no hay cantidad monetaria que valga, para pagar el sufrimiento de sus familias. Hago mención especial a aquellos soldados y policías que duraron en manos de la guerrilla trece años, por los que murieron y por los que aún continúan prisioneros, sin saber si algún día regresarán a casa con los suyos. Ni ellos, ni sus familiares, han pretendido que se les compense por tanto sufrimiento; no digo que no haya sido difícil para Ingrid, su compañera y demás secuestrados, pero atreverse a pedir tal cantidad a quienes hicieron en cierta manera parte de su rescate, eso se llama traición y ser desagradecido. 

Por ahí también se lee, que existen declaraciones de sus compañeros, dónde decían que ella se chivaba y los vendía a cambio de favores de sus captores. A estas alturas, después de todo lo ocurrido, comienzo a creer que es verdad y que Ingrid Betancourt, es capaz de hacer cualquier cosa, sin importar el precio ni por encima de quien tenga que pasar. 

Pero no sólo hay que nombrar a Ingrid Betancourt dentro de este club de traidores inescrupulosos, ya que a él también pertenecen ex – congresistas que piden ridículas sumas de dinero por los perjuicios. Gloria Polanco, Jorge Eduardo Géchem, Orlando Beltrán Cuellar y Consuelo González de Perdomo, cuatro personajes a los que no les basta con lo que ya perciben por haber ocupado cargos públicos, sino que su ambición y poco amor patriótico les lleva a pedir que llenen de millones sus cuentas de banco. Y yo digo, si a éstos les pagan tan cuantiosa cifra, tendrían que hacerlo igualmente con miles de ciudadanos que han vivido la pesadilla de haber sido raptados por los terroristas de las FARC. 

Así que finalizo diciendo, que el mejor ejemplo de antipatriota, no es otro que el de Ingrid Betancourt y los cuatro ex – congresistas.